Más allá de la distancia

Fue un 29 de diciembre el día en que cambió por completo sus vidas. Ninguno de los dos imaginó que de una discusión podía nacer una historia como tan bonita.

Él, defendía su nombre, mientras ella, divertida, refutaba sus razones. Quizás por complacerla, quizás no tenía opción, pero finalmente aceptó lo que ella proponía.  

Ella no lo llamaba por su nombre, él, sólo sonreía.

Descubrieron cuántas cosas en común tenían. Un cantante, un amigo, y uno que otro sueño.

La música los unió notablemente y con el paso del tiempo confiaron ciegamente el uno en el otro. Cada miedo, enojo, dolor, tristeza, alegría o ilusión, era siempre compartida. 

Por un tiempo, se vieron distanciados. Esos cinco volcanes y una sierra que los separaban se hicieron cada día más evidentes. Sin embargo, su amistad era más fuerte, más fuerte que la lejanía y que el olvido, más fuerte que cualquier cosa que hayan conocido.

Y así, los problemas los unieron aún más. 

Se olvidaron de los cinco volcanes y una sierra que existían entre ellos, y cada vez, se sentían más cercanos el uno al otro. No había imposibles para su amistad. Prometieron encontrarse algún día, compartir sus experiencias, cumplir sus sueños y superar juntos sus miedos,

Pequeños detalles que tenían entre sí; Un dibujo, una sonrisa, un mensaje, y nada más, dejaron en claro la importancia que tenía su amistad. Tomarse el tiempo de escuchar, compartir una canción, llorar juntos o aprender algo nuevo, simplemente para dibujar una sonrisa en el rostro del otro. No necesitaban verse, sabían que mutuamente se ayudaban a ser felices.

Planear cómo encontrarse, fue el cenit de su amistad. Conocer a las personas, los lugares y momentos que hacían de su vida algo especial. No por ella. Ni por él. Ni siquiera por ellos. Por su amistad. 

Sólo por ser amigos. Amigos de verdad. Amigos que van... más allá de la distancia.