viernes, 12 de abril de 2013

Abre los ojos, ¡por favor!


¿Acaso no te das cuenta? Él sonríe con sólo escuchar tu nombre. ¿Por qué insistes entonces? ¿Por qué desconfías de él? ¿No te das cuenta? Se sonroja al mirarte. Todo el día piensa en ti, y cuando no lo hace, es porque está contigo. ¿Por qué quieres encerrarlo? ¡Abre los ojos! Él está ahí, parado frente a ti, esperando. Esperando ansioso a que le digas que lo amas. Está sentado esperando que le des permiso de soñar. ¿Y sabes? No lo haces. Pero, ¿por qué? ¿acaso no sabes que el sólo quiere soñar contigo? Puedo verlo reírse solo cuando lee tus mensajes, puedo verlo llorar de alegría después de darte un beso...¿Por qué no valoras eso? Lo has alejado de sus hobbies, sus estudios, su familia y sus amigos; quieres que sea sólo tuyo, ¿no te das cuenta de que ya lo es? Su corazón late por ti. Sus labios se derriten por tu boca. Sus brazos se emocionan al rozarte. Su risa se aumenta al escucharte. Sus ojos brillan al mirarte. Su alma se regocija con sólo pensarte. Disfruta de tenerlo a tu lado, no quieras adueñarte de él, no es necesario. Comparte con los demás la dicha que viven juntos, no ataques a quienes se interesan en su relación, agradéceles que se tomen esa atención. No grites cuando sugiera algo que no es lo que tu quieras, tolera y aprende de sus ideas. No llores cuando no cumpla tus caprichos, sonríe, escucha y comprende cuando te explique sus razones. Cuídalo cuando esté mal, no quieras presionarlo para que se recupere. Y por último, ámalo como Dios te enseñó a amar, amiga, ¡abre los ojos por favor! no quieras obligarlo a amarte, más bien, enséñalo a amar.

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