sábado, 26 de noviembre de 2011

Un ligero cambio.

Siempre es bueno hacer cambios, sin embargo, no todos los cambios traen consigo buenos resultados, al menos no al instante, tal vez a largo plazo...en fin, la vida es constante cambio, cambio pequeños que llegan a ser insignificantes: cambio de ropa, cambio de canal en el televisor, cambio de foto de perfil en las redes sociales; y hay cambios grandes que no pasan desapercibidos: cambio de casa, cambio de escuela, cambio de pareja, etcétera. Hay cambios pequeños que son importantes para ti pero que las personas que te rodean, no los notan; para mí ha sido un cambio muy grande el dejar mi antiguo cuaderno de dibujo...
Claro, que ese cambio tuvo una razón, antecedida por otro cambio, y otro, y otro más.
Al comenzar la universidad, conocí gente nueva, y mis amistades e intereses se vieron afectados, pero, si algo me impactó, fue el cambio de maestros. Cada maestro tiene algo en particular que hace que sus alumnos lo definan, y estos, no eran la excepción. Todos, sin embargo, me han fascinado de alguna u otra forma. Tengo una maestra que en cada clase nos pone una dinámica diferente, una maestra con la cual no hacemos nada, también hay una que siempre nos escucha y aconseja, un maestro que no sabe trabajar sin presión, uno que contesta cualquier pregunta, aunque desconozca la respuesta, y también una maestra, que siempre busca aflorar nuestros sentimientos, nos ha hecho llorar más de una vez, tiene la costumbre de ponernos a reflexionar, y entre esto, a escribir...
Ella me hizo volver a este blog, sin embargo, volví con un ligero cambio. Cuando creé este blog, escribía también por una clase, sin embargo, en ella tenía la libertad de escribir cuando quisiera. En clase, en la escuela, tomaba mi cuaderno de dibujo y mi lápiz y comenzaba a trazar, ya que tenía una imagen en la hoja, escribía detrás y alrededor de ella. Muchas veces, sólo hacía el dibujo, y por la noche, en medio del silencio, entonces redactaba.
Ahora, debo escribir en clase, los primeros días tomé mi cuaderno de dibujo y narré parte de mi vida en él, pero la maestra me dijo que el cuaderno de dibujo no era para escribir, era para dibujar, y que si le volvía a entregar el texto en él, no lo iba a revisar.
Ahí fue cuando vino ese pequeño cambio que nadie más que yo, notó.
Saliendo del colegio, compré un cuaderno de cuadros.
Llegué a mi casa, y escribí, una y otra y otra vez, y nada me gustó. Entonces, me dí cuenta de que cambiar el cuaderno no era todo. Y decidí cambiar también el aspecto de este blog. Y aquí estoy, dándoles de nuevo las razones de lo que escribo hoy.